La señora Marta ocupaba una pequeña vivienda de las afueras del pueblo. En realidad se trataba de una zona apartada cuya carretera de acceso terminaba en la falda de la montaña, lo que justificaba que jamás se viera por allí ninguna cara desconocida.
Lo más destacado del lugar eran el aburrimiento y la falta de noticias locales, ya que nunca pasaba nada distinto de lo que ocurría el día anterior. El robo de las joyas de la señora Marta representó, por tanto, algo histórico en la localidad, pues probablemente era la primera vez que se producía un hecho tan extraordinario.
Las circunstancias del robo extrañaron a todos, en especial porque la anciana no abría la puerta de su casa a nadie, incluidos sus propios vecinos, a los cuales atendía desde una ventana. Apenas salía a la calle, si acaso para cuidar su jardín, y lo hacía tomando toda clase de precauciones. Ni siquiera se movía de casa para comprar, todo lo que necesitaba lo encargaba por teléfono y se lo llevaban a domicilio.
Aquel día, al parecer recibió tres visitas: el repartidor del mercado con la compara habitual, un vendedor de libros que la visitaba todos los meses para traerle las últimas novedades editoriales y una nueva vecina del pueblo para devolverle una regadera que la anciana le había prestado unos días antes. Cualquier otro visitante que se hubiera acercado a la casa habría sido visto y un gran número de personas habrían podido describir sin ningún problema a quien su hubiera acercado por allí, con todo lujo de detalles.
Ya en la casa, el Inspector de policía Sánchez, comprobó que ese día la señora Marta recibió del mercado dos paquetes de leche y algunas verduras llevadas desde el supermercado de la localidad, el mozo del reparto fue interrogado y afirmó que entregó su pedido como todos los días sobre las doce de la mañana y que como de costumbre le dejo toda la compra a través de la ventana, dejándola en la anciana unos minutos más tarde, encontrándose perfectamente, no notando nada raro ni fuera de lo habitual de todos los días.
En cuanto al vendedor de libros y la vecina que la había visitado aquel día, ambos dijeron haber dejado en perfecto estado a la señora Marta y en el caso del vendedor muy contento por haberle vendido cinco novelas de una sola vez, aunque hubiera tenido que atenderle incómodamente a través de la ventana.
La proximidad de la ventana a la puerta hizo pensar al inspector que el ladrón pudo introducir el brazo por la ventana y desde ahí alcanzar la cerradura, pero esta hipótesis fue descartada de inmediato, ya que la anciana tenía siempre la puerta cerrada con llave y que guardaba consigo en el bolsillo de su vestido. Sin embargo, el Inspector no tardó mucho en averiguar quién había entrado en la casa, golpeado fuertemente a su dueña y dejándola inconsciente durante varias horas y robándole poco después todas las joyas que guardaba.
¿Sabes quién lo hizo?
9 comentarios:
pudo ser la vecina pero no creo que fuese por que le pego con la regadera
HOLA SOY OMAR DE 6A EL QUE ROBO FUE LA VECINA PORQUE AL DEBOLBERLE LA REGADERA LE GOLPEO Y LA DEJO INCOSCIENTE
La única pista que voy a dar es que la regadera era grande
De momento en la puntuación de "Tras la pista" van empatados Iván y Sara con 1 punto cada uno.
el inspector porque los 3 sospechosos que investiga son inocentes y del inspector nadie puede sospechar y el mismo se puede ocultar su culpabilidad
Seño, yo creo que por la pista que has dado, fue la vecina porque la regadera no entraba por la ventana y tuvo que abrir la puerta.
fue la vecina con la regadera
La respuesta es: La asesina fue la vecina y lo sabemos porque la regadera es el único objeto que no cabía por las rejas de la ventana. Por lo tanto, la mujer tuvo que abrir la puerta y es la única forma posible de que la mataran.
Este era más facilito, esta noche o mañana por la mañana pondré otro nuevo.
La clasificación es: Iván 6ºA 2 puntos
Sara 6º A 1 punto
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